Decenas y hasta cientos de personas intervienen diariamente en el dif'ícil y estrepitoso mundo de las noticias. Pero la calidad del producto final recae en última instancia sobre los hombros de los jefes de información.
Minutos antes de entrar al aire, el realizador le informa que la móvil no está lista aún para arrancar el noticiero en vivo, desde el lugar donde se produce un voráz incendio.
Algo extraño sucede y en vez de tener a los presentadores en cámara, la pantalla luce un negro por varios segundos que parecen horas. Por si fuera poco , observa en el monitor que la competencia está transmitiendo en vivo.
Justo cuando está al borde del colapso, escucha el sonido más dulce de su vida, el reloj despertador. Todo fue un sueño, de los más amargos y horripilantes que un jefe de información pueda tener.
La coordinación de un medio no es tarea fácil. A pesar de que la mayoría de jefes de información no deben salir a la calle y topar con el estrés del rerteo diario, tienen la gran responsabilidad de que hasta el más mínimo detalle salga correctamente.
Como sabemos, los periódicos, los noticieros radiales y televisivos reunen a una gran cantidad de trabajadores. En tele por ejemplo, las noticias no saldrían al aire sin camarógrafos, asistentes, editores, ténicos y periodistas.
La labor del jefe de información es delegar funciones a cada uno de ellos y mezclar los ingredientes de forma tal que el platillo sacie los paladares más exigentes.
Cada cabeza es un mundo.
Esto no es sencillo. Cada trabajador tiene sus responsabilidades y como asalariado se sobre entiende que debe cumplirlas de la mejor manera. Pero como sabemos las cosas cambian en la práctica.
Así, lo que el jefe de información espera no necsariamente es lo que recibe de sus colaboradores. Esto se convierte en un verdadero dolor de cabeza , pues uno solo puede arruinar el trabajo de todo el equipo.
La confianza se convierte entonces en una de las pocas herramientas con que cuentan los jefes.
En palabras del coordinador de la Edición Matutina e Telenoticias, Randall Salazar, " si compararamos el periodismo con una orquesta, el coordinador sería como el director. a pesar de que cada músico toca un instrumento distinto, el director debe encargarse de que la canción suene armoniosamente"
Esa es la clave.